jueves, 24 de abril de 2008

Réquiem (Misa para difuntos)

El Réquiem en Re menor o Misa para difuntos fue la última obra en la que trabajó Mozart antes de fallecer y su composición está rodeada de misterio y leyenda.

Por un lado hay que destacar el secretismo con que Mozart la llevó a cabo. Fue encargada por el conde Walsegg, noble que solía encomendar obras a compositores consumados para luego atribuírselas a él mismo.

El conde se había quedado viudo y deseaba que Mozart compusiese la misa de réquiem para los funerales de su mujer, pero quería hacer creer a los demás que la obra era suya y por eso permanecía en el anonimato, visitando a Mozart vestido de gris y tapando su rostro. Mozart, obsesionado con la idea de la muerte desde la de su padre, debilitado por la enfermedad y muy sensible a lo sobrenatural , terminó por creer que éste era un mensajero del destino y que el réquiem que iba a componer sería para su propio funeral.


Por otro lado, el compositor no pudo dejar terminada la obra. De hecho, en su mayor parte, lo que dejó escrito fueron bocetos. Falleció mientras componía el Lacrimosa, una de las partes más estremecedoras de la obra, y fue su discípulo y amigo Franz Xaver Süssmayr el encargado de finalizar la tarea del maestro. En un principio se trató de que lo finalizara alguno de los grandes compositores coetáneos, aunque ninguno de ellos quiso llevarlo a cabo, en gran parte para no tener que comparar su talento al genio de Mozart.



Lacrimosa



Todo esta historia quedó muy bien relfejada en la película "Amadeus" de Milos Forman.

En ella, desde el sanatorio mental donde está recluido, Salieri narra ante un asombrado sacerdote, su agónica existencia desde que conoció a Mozart, muerto años antes.
No es una biografía fidedigna de la vida de Mozart, sino que está basada en una biografía novelada sobre el compositor. Todo surge de una leyenda nacida durante el romanticismo, según la cual, el odio de Salieri y la envidia del resto de los músicos de la corte, contribuyeron a acabar con la vida del ya de por sí destructivo Mozart.

Desde aquí os animo a verla

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